El fin del 2023 se encuentra a la vuelta de la esquina y las fiestas toman protagonismo. El llamado es a celebrar con sentido, sin perderse en los excesos de los gastos, el consumo y las expectativas no cumplidas.
Se acercan las fiestas de fin de año, caracterizadas por la alegría, el compartir y las instancias sociales. Como siempre en Chile, van acompañadas de celebraciones, banquetes y regalos, que en muchas personas activan la preocupación por el bienestar físico, debido a los excesos al comer y beber, y por el presupuesto, que se resiente con tanto compromiso. Sin embargo, no debe hacerse a un lado el interés por el bienestar general y, en tiempo de balances, ojalá encontrar el equilibrio entre el cuidado y el disfrute.
La imagen no lo es todo
Lamentablemente, durante todo el año la presión social y los estándares estéticos se hacen presentes en el día a día, sin ser la temporada de fin de año la excepción: esto puede gatillar que se vuelvan comunes sensaciones como la ansiedad o culpa al disfrutar de las comidas típicas de estas fechas.
Por ello, los especialistas hacen un llamado a cambiar la narrativa y fomentar un enfoque más amable hacia uno mismo: “La salud mental es un aspecto vital de nuestro bienestar, y las fiestas deberían ser una oportunidad para disfrutar sin tantos limitantes. Debemos recordar que la indulgencia ocasional no afecta negativamente nuestra salud; de hecho, puede ser una parte esencial de nuestro autocuidado”, señala la Psiquiatra Francisca Gómez Chappuzeau de Nueva Clínica Cordillera.
La no culpabilidad en la ingesta de alimentos se trata no solo de permitirse disfrutar de ciertas comidas, sino también de liberarse de la presión y las expectativas poco realistas, añade la especialista: “Durante estas festividades, es crucial hacer el recordatorio de que la plenitud emocional es igual de importante que la salud física. Tomar conciencia de que es más importante disfrutar un momento agradable con las personas que queremos, que estar contando calorías”.
La promoción de una perspectiva más positiva respecto al bienestar psicológico en estas fechas se ha visto reflejada en campañas digitales que enfatizan la diversión sin culpa. Mensajes alentadores en redes sociales, consejos para manejar la ansiedad relacionada con las festividades y recordatorios sobre la importancia de cuidar la salud mental están inundando las plataformas digitales, exponiendo una mirada más positiva de cara al fin de año.
“Las redes sociales pueden servir no solo para lo malo, sino que también existen espacios de reflexión con redes de apoyo para quienes lo necesiten en estas fechas. Es importante que las personas se animen a informarse y buscar ayuda, siendo las redes sociales una plataforma de entrada muy útil para que los especialistas podamos entregar orientación general”, explica la Psiquiatra Francisca Gómez Chappuzeau de Nueva Clínica Cordillera.
El consumo que consume
Además del cuidado de la imagen, la presión de fin de año puede venir de la mano del consumo, no solo asociada a las compras de regalos de Navidad, sino también a los insumos para compartir y celebrar. Con un IPC acumulado de 4,8% a noviembre, y después de un año donde la inflación llegó a 12,8%, es un hecho de que todo está más caro.
Los altos costos de las compras, las aglomeraciones en los centros comerciales, el calor y la presión por encontrar el obsequio perfecto pueden generar tensiones significativas. “El estrés del consumismo, en ocasiones, también es responsable de eclipsar el verdadero espíritu de fin de año”, sostiene la doctora Chappuzeau. Si bien es recomendable adoptar prácticas de planificación que reduzcan estas preocupaciones, “lo más importante, nuevamente, es poner en valor el verdadero sentido de estas celebraciones, que está en disfrutar en familia, compartir, descansar, pasar un buen rato y no en endeudarse ni correr estresado para alcanzar a comprar el regalo de moda”, añade.
Finalmente, si bien el llamado es a disfrutar sin culpa, no debe olvidarse hacerlo en forma responsable: los excesos propios de las fiestas en la comida, bebida y gastos, pueden arruinar las celebraciones. “Está bien dejar de lado ciertas limitaciones en el consumo por el qué dirán, pero nuestro comportamiento debe ser consciente: es necesario comer, beber y gastar con responsabilidad, procurando, además, no invadir el espacio y la seguridad de terceras personas en medio del disfrute individual”, concluye la especialista.