Desde Chile a Miami: La historia de Gonzalo Ortega y su sueño de abrir camino a otros bailarines

Actualmente, el joven de 33 años equilibra su carrera como ingeniero civil con su verdadera pasión:
el baile. Hoy, desde Miami, enseña bachata y salsa a nuevos talentos y a quienes desean recrearse
al ritmo de la música, demostrando que los artistas chilenos pueden desarrollarse
internacionalmente y que el talento tiene espacio fuera del país.
A los 18 años, Gonzalo descubrió que su verdadero camino estaba en la danza. Aunque estudió
Ingeniería Civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile y ejerció en el área, su vida siempre
giró en torno a la bachata y la salsa. Su dedicación lo llevó a competir y enseñar en distintos
países, perfeccionando su técnica y convirtiéndose en un referente dentro de la comunidad de
bailarines latinos.
Con la meta de expandir su carrera, dejó Chile y recorrió escenarios en Londres, Nueva York,
México y Melbourne, hasta llegar a Miami. Allí obtuvo la visa O1B para artistas destacados, un
reconocimiento que le permitió establecerse en Estados Unidos y seguir creciendo en su carrera.
“Muchos no saben que los bailarines pueden conseguir este tipo de visas si tienen el respaldo
adecuado. Es una gran oportunidad para desarrollarse profesionalmente fuera de Chile”, explica.
Estados Unidos valora y promueve el talento artístico, ofreciendo distintas vías legales para que
bailarines, músicos y otros artistas puedan ejercer su profesión. La visa O1B es una de ellas y está
destinada a personas con habilidades extraordinarias en las artes. Gonzalo es un ejemplo de que,
con trayectoria y respaldo, es posible acceder a estas oportunidades. “El arte en Chile a veces no
se ve como una carrera viable, pero afuera es muy distinto. En lugares como Miami, la danza tiene
un espacio importante y los bailarines pueden hacer carrera sin las mismas limitaciones que
enfrentan en casa”, comenta.
Aunque aún mantiene su profesión de ingeniero, su principal trabajo en Miami es la enseñanza y
el desempeño como bailarín profesional. Forma a nuevos talentos en academias de baile y entrena
a competidores, transmitiendo su experiencia y pasión. Su trayectoria incluye victorias en
campeonatos de Australia, España y Nueva Zelanda, además de un destacado sexto lugar en la
prestigiosa competencia Euroson Latino, una de las más importantes a nivel mundial.
Pero llegar hasta aquí no fue fácil. “Al principio golpeé muchas puertas y recibí muchos ‘no’. Partí
en Londres, donde nadie me conocía, y tuve que abrirme camino desde cero”, recuerda. Sin
embargo, su perseverancia y talento lo llevaron a convertirse en un referente de la bachata a nivel
mundial. Además, ha dado workshops en congresos en países como Turquía y Tailandia, lo que le
ha permitido no solo compartir su conocimiento, sino también vivir un intercambio cultural único,
enseñando a personas de diferentes edades, idiomas y tradiciones.
Más allá de los logros, su mayor motivación es abrir camino para otros artistas chilenos. “Quiero
demostrar que es posible vivir del arte y desarrollarse en el extranjero de forma legal y
profesional. En Chile hay mucho talento, pero falta información sobre las oportunidades que
existen”, señala. Por eso, además de enseñar, busca compartir su experiencia con otros bailarines
que sueñan con hacer del arte su vida. “Me gustaría que más chilenos supieran que se puede. No
es fácil, pero con trabajo, disciplina y el apoyo correcto, es totalmente alcanzable”.
Desde Miami, el chileno sigue bailando y enseñando, convencido de que la disciplina y la pasión
pueden abrir puertas en cualquier parte del mundo. Su historia es un testimonio de que el arte no
solo es una pasión, sino que también puede ser una carrera con proyección internacional.