Vitrina

MIM inauguró Espejo Cosmobotánico, sumando un nuevo ecosistema natural al entorno urbano

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El Museo Interactivo Mirador (MIM) inauguró este sábado su Espejo Cosmobotánico, un biotopo con características de humedal compuesto por un cuerpo de agua de 45 metros de diámetro y más de 50 especies sembradas y plantadas, que pasa a formar parte del recorrido por el Bosque Adriana Hoffmann.

El proyecto fue diseñado por GUN Arquitectos y producido por Common Land Studio, contó con la
asesoría de Fundación Chilco y Acuáticas Vivero, y fue financiado por el Programa Ciencia Pública
2023 del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación; y busca entregar a las
comunidades del museo, que en 2024 recibió a más de 380 mil visitantes, una experiencia de
acercamiento a la naturaleza mediante una mirada interdisciplinaria, que cruza la arquitectura, la
botánica, la hidráulica y el paisajismo, en una propuesta que representa un paisaje de la zona
norte y centro de Chile.

“Este es un proyecto muy relevante para el ministerio, financiado por la línea de Ciencia Pública,
que busca hacer ciencia con la ciudadanía y abierta a la ciudadanía. Y lo que estamos inaugurando
hoy día es un laboratorio natural de biodiversidad, donde se reúnen muchas especies y están
ocurriendo muchas interacciones entre ellas; y eso es abierto a las personas, niños, niñas, jóvenes
y adultos que visitan el museo”, afirmó Pablo Brugnoli, jefe de la División de Ciencia y Sociedad del
Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Fue diseñado para potenciar la biodiversidad en el severamente árido entorno urbano de
Santiago, y en especial de La Granja, una de las comunas de la capital con menor densidad de
áreas verdes, según el Catastro de Parques Urbanos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
El proyecto no solo contribuye a la biodiversidad local, sino también a fomentar una cultura
natural en la comunidad, promoviendo la interacción y el conocimiento sobre los ecosistemas y su
importancia en el contexto urbano. También apunta a reconocer la importancia del agua y las
especies asociadas a su existencia, siendo un proyecto no solo innovador, sino que también un
aporte a generar una nueva comprensión de lo que es la interacción con la naturaleza y su
cuidado.

“Un espacio como este abre la conversación no solo en relación a la naturaleza, sino que también
sobre cuál es nuestro rol dentro de ella, es decir, de qué forma nos cuida y cómo nosotros la
cuidamos. Cómo comenzamos a concebir estos espacios como lugares que pueden existir dentro
de las ciudades y que son necesarios para incrementar su biodiversidad, lo que tiene una
dimensión afectiva muy profunda porque nos hace pensar de manera colectiva y nos da la calma
para poder observar estos ecosistemas, a veces mucho más pequeños de lo que estamos
acostumbrados, pero que normalmente pasan desapercibidos a nuestro alrededor”, indicó Jorge
Godoy, arquitecto de GUN Arquitectos y coautor del Espejo Cosmobotánico.

El anillo de vegetación que ha crecido en el Espejo Cosmobotánico es producto de la instalación de
más de 1.500 sacos cargados de tierra orgánica y semillas, creando con el paso de los meses una masa vegetal de hierbas, juncos y una creciente población de insectos, aves y mamíferos que han
encontrado aquí un hogar y espacio de resguardo.

Algunas de estas especies se encuentran en una categoría de amenaza, clasificadas en peligro
crítico o vulnerables, de hecho, hay siete de ellas que pasan a formar parte del programa Sitio
Seguro de Conservación (SSC) de la Fundación Chilco, como hábitat seguro para las especies
arbóreas endémicas amenazadas. De esta forma, actúa como banco de colecciones vivas para
conservar especies nativas cuyo material genético es de procedencia conocida, en una iniciativa
que se desprende del International Conifer Conservation Programme (ICCP) del Jardín Botánico de
Edimburgo, en Chile liderado por la Fundación.

El Espejo Cosmobotánico puede ser contemplado por visitantes del museo, quienes podrán
observar el paisaje circundante en medio de una atmósfera de sonidos, texturas, aromas, colores y
formas, y observar procesos biológicos de formación de microclimas, incorporación de nuevas
especies vegetales y animales.

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